
Villa Epecuén: cómo pasó de ser uno de los principales destinos turísticos a quedar sumergida bajo el agua
La terrible inundación que se llevó por delante el pueblo se produjo tanto por motivos naturales como políticos. A continuación, te contamos todos los detalles.
20 de Octubre de 2023
por Paulina Cáceres
​

Para entender la inundación de Epecuén, es fundamental tener en cuenta su ubicación. El pueblo se encuentra en el partido de Adolfo Alsina, y fue construido junto al Lago Epecuén, el cual forma parte de la cuenca de las Lagunas Encadenadas del Oeste. Este lago es el punto más bajo del sistema, por lo que en él desemboca el agua de todas las lagunas, y al tratarse de un sistema endorreico el agua no tiene salida al mar.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
En 1960 tuvo lugar una gran sequía, causando tanto que las lagunas encadenadas quedaran con muy poca agua, como inundaciones. Esto afectaba el turismo en Epecuén, así como a los grandes terratenientes (estancieros y políticos). Por esta razón, los intendentes de Guaminí y el partido de Adolfo Alsina solicitaron en forma conjunta al gobierno provincial, a cargo de Oscar Allende, que enviara agua a la cuenca.
Para esto, entre los años 1965 y 1975 se construyó el canal Ameghino. Era la mayor obra hidráulica de la zona, con una longitud de 92 km desde la localidad de Lastra (al sur de General Lamadrid), hasta su finalización al este de la laguna Alsina. La obra tenía por finalidad trasladar agua de la cuenca alta del arroyo Vallimanca a la cuenca de las Encadenadas del Oeste, para contrarrestar la sequía y evitar que los arroyos se desbordaran e inundaran los campos.
Sin embargo, el deficiente manejo de aguas por parte de la Dirección de Hidráulica, exacerbado por el golpe de Estado de 1976, hizo que el canal no se controlara. "Se abrió la canilla, pero no se cerró más", expresó Rubén Besagonil, un ex poblador de Epecuén.
Tampoco se tuvieron en cuenta los ciclos naturales de las lagunas de la Región Pampeana. Cuando comenzó el nuevo ciclo húmedo, las lluvias provocaron millones de hectáreas inundadas en la provincia entre los años 1977 y 1985. Por el aporte de estas precipitaciones y de las napas subterráneas, la laguna de Epecuén comenzó a crecer, por lo que en 1978 se construyó un terraplén para contener el agua.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
“A aquel pueblo que había sido construido a la orilla de la laguna le tuvieron que hacer una muralla de contención, porque si bien no había tenido problemas desde 1921, en 1978 el agua comenzó a avanzar sobre la costanera misma del pueblo. Si no se frenaba con una muralla artificial, el agua iba a comenzar a entrar a las primeras casas” narró el director del museo regional.
Lo más triste de esta situación es que tenía solución: bastaba con bombear el agua hacia la Pampa y enviarla al Río Colorado. Los alarmistas, entre los que se encontraban algunos vecinos y los bomberos, hicieron reclamos y advirtieron que el terraplén podría caer, pero fueron ignorados e incluso silenciados.Mientras tanto, los funcionarios municipales y provinciales sostenían que cualquier desborde no superaría los diez centímetros, por lo que no había de qué preocuparse.
​
Desde 1980, la laguna creció entre 50 y 60 centímetros por año. El problema culminó en 1985, cuando las lluvias se multiplicaron y todas las lagunas de la zona se llenaron, por lo que Epecuén, la más baja, comenzó a recibir más y más agua de ellas, hasta el 10 de noviembre, cuando cedió la muralla de contención, de cinco metros de altura y ancha como una ruta de dos vías.
“Yo tenía 20 años en ese momento y nadie sabía que iba a entrar tanta agua, nadie se lo imaginaba. Todo estaba preparado para el inicio de la temporada, pero por la fuerte sudestada, esa mañana estábamos todos arriba del terraplén en el momento que cedió. Eran las 6 de la mañana”, expresó Viviana Castro, ex habitante de Epecuén y guía turística.
“El agua se empezó a filtrar, la gente intentó taparla con bolsas de arena, cemento y tierra, pero avanzó y empezó a llegar a los primeros hoteles que estaban sobre el complejo turístico. A las pocas horas, esos hoteles tenían 80 centímetros de agua”, siguió.
​
El nivel del agua creció 1 centímetro por hora y 2 semanas después ya alcanzaba los dos metros, por lo que el pueblo tuvo que ser evacuado, y sus 1500 habitantes estables perdieron todo.
“Nosotros teníamos mucho potencial y gran poder adquisitivo. Pero de un día para el otro nos quedamos sin nada”, afirmó Viviana. “Es importante aclarar que la naturaleza acá no tuvo nada que ver. Fue la mano del hombre como lo que estamos haciendo hoy en día con nuestro planeta. Esto tiene que servir como ejemplo para que no vuelva a ocurrir nunca más algo así”.
Durante los años siguientes, el agua siguió ganando terreno y destruyendo las ruinas de la ciudad. Para 1993, el pueblo quedó sumergido bajo siete metros de agua y así se mantuvo durante casi 20 años, hasta que el agua retrocedió nuevamente.
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
​
Fuente consultada:
​
​
​
​



